“Los precios justos son acordados, no impuestos”, expresó el ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, cuando anunció el 24 de agosto el segundo round para la regulación, esta vez de autopartes, medicinas, calzado y productos de aseo personal e higiene del hogar. En la primera ronda le tocó a la agroindustria.
Sin embargo, ese mismo sector industrial al que el gobierno insiste en imponerle los precios funciona en precarias condiciones. La oferta de divisas para que pueda importar materia prima sigue siendo más que insuficiente para reactivar la producción y poder satisfacer la demanda. De acuerdo con Conindustria, opera entre 5% y 30%, en el mejor de los casos, de su capacidad instalada, que continuará mermando con la aplicación de los controles oficiales.
Juan Pablo Olalquiaga, presidente del gremio, afirmó que en hiperinflación es prácticamente imposible mantener precios, más cuando los volúmenes de producción están tan bajos. “Precio bajo con muy baja oferta lo que estimula es que bachaqueros compren y vendan a precios muchos más altos”, advirtió.
En 30 subastas que el Dicom ha realizado en lo que va de año, incluyendo las efectuadas bajo la “nueva” modalidad anunciada por el presidente Nicolás Maduro como parte de su “plan de recuperación económica”, solo ha adjudicado un total de 19.539.172,11 dólares. Debido a la destrucción de las fuentes de materia prima, las empresas necesitarían cerca de 120 millones de dólares diarios para satisfacer los niveles de demanda de 2014, según cálculos de Conindustria.
Omar Bautista, presidente de la Cámara Venezolana de Fabricantes de Autopartes, expresó que por la derogación de la Ley de ilícitos cambiarios pensaron que iban a poder comprar en un mercado de libre acceso de divisas, que les permitiera a las empresas planificar adecuadamente los requerimientos de materia prima importada. Pero no ha sido así, dijo.
Relató que en las subastas que se han hecho desde la semana pasada algunas empresas afiliadas a la cámara han participado, pero no han salido adjudicadas. También hay otras que no pueden participar porque no se ha actualizado la declaración del impuesto sobre la renta que presentaron en 2017. “Hay algunas que no aparecen solventes, a pesar de que sí lo están. Eso impide que intervengan en las subastas del Dicom”.
Señaló que alrededor de 32 empresas tienen deudas con sus proveedores internacionales, de aproximadamente 400 millones de dólares, y que por eso se ha perdido el crédito internacional. “Todo lo que se compre importado tiene que ser pagado estrictamente de contado”, indicó.
El titular de Favenpa afirmó que la fijación de precios en hiperinflación sería una señal negativa para la reactivación de la industria de autopartes y repuestos automotrices. “Tenemos seis años en descenso y los últimos han sido más severos, y establecer control de precios a este sector industrial significaría mermar más la actividad productiva”, agregó.
Bautista aseguró que la producción está muy mermada porque la hiperinflación ha incrementado los costos de fabricación y, en consecuencia, los precios. A esto se agrega la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos, que disminuye la demanda. “Al consumidor apenas le alcanza para adquirir alimentos y algunas medicinas. Los repuestos y el servicio a los vehículos no es una prioridad”.
Dijo que este año han registrado la operatividad más baja en la historia. La industria trabaja a 17% promedio de la capacidad instalada. El ensamblaje de vehículos está virtualmente paralizado y ha disminuido 99%. Este año solamente se han fabricado 458 unidades, y eso es alrededor de un día de trabajo de hace una década.
“El mercado de reposición, que es otro que atendemos, ha registrado una reducción de 65% en los últimos 10 años. Y las exportaciones han disminuido 98%. Este sector llegó a exportar 260 millones de dólares al año, y en 2017 se exportaron 4 millones de dólares”, apuntó.
Contracción.. Un representante de la industria de higiene personal afirmó que el sector “está muy deprimido”. Calcula que produce entre 5% y 20% de su capacidad instalada y aseguró que no hay una compañía que produzca a más de 30%.
Existen varias causas por las cuales el sector ha registrado una caída tan profunda de la producción. Son los mismos que reporta la industria nacional: falta de materia prima, no hay acceso a divisas para importar los insumos y el constante incremento de los suministros nacionales.
El industrial señaló que una de las graves consecuencias de la crisis ha sido la reducción de los portafolios. Anteriormente algunas compañías tenían 20 productos y ahora solo pueden producir 5. “Solo están fabricando lo que saben que se va a vender. Todo el mundo ha tomado medidas”, añadió.
Luis Alfonso Rossi, director de la Cámara Venezolana de Calzado y Componentes, expresó que el problema principal que tiene la industria es la hiperinflación. Los clientes no pueden pagar los precios de los productos y eso hace que la producción y las ventas mermen y se ralentice toda la cadena productiva. “La industria está como están todas”, afirmó.
El empresario indicó que calcula que el sector está operando, promedio, entre 10% y 20% de la capacidad instalada. “Todo el mundo está bajo de inventario, porque si el comerciante no compra, entonces no hay disponibilidad de productos o muy poco”, expresó.
El director de Cavecal añadió que hay poca gente que “se puede dar el lujo de producir” y guardar mercancía.
No negocia las propuestas de empresarios
Industriales aseguran que en las reuniones para establecer los precios “acordados” el gobierno se ha negado a negociar la mayoría de los queellos han presentado debido a que están por encima del tope que las autoridades pretenden fijar.
Temen que ocurra lo mismo que sucedió con la agroindustria, que solo algunos precios fueron acordados y los demás impuestos, tal y como denunciaron fuentes del sector en su momento.
Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, ratificó lo afirmado por el sector alimentario: “Hubo una presión muy dura hacia las empresas de alimentos para que al final aceptaran los precios que el gobierno impuso, y para eso ofreció cubrir salarios y suplir materia prima. No hubo una negociación como tal, sino una imposición que al final las compañías tuvieron que calarse”.
Señaló que con los productos de higiene del hogar y aseo personal ocurrió lo mismo. Dijo que el gobierno les pidió a las compañías que hicieran subsidios cruzados con otros artículos, lo que algunas aceptaron.
El vicepresidente del Área Económica, Tareck el Aissami, informó el jueves que las firmas Cacique Maracay, Colgate-Palmolive, Tapa Amarilla, Inversiones Global, Laboratorios Fissa, y Polar suscribieron un acuerdo para los precios de productos como cloro, detergente en polvo, desodorante, jabón de tocador, papel higiénico, jabón de panela, toallas sanitarias y crema dental.
Un empresario del sector de higiene personal, que asistió a la reunión del miércoles, afirmó: “Tienen un precio tope y si no hay acuerdo queda el que ellos quieren. Si presentas uno que esté por encima, no te lo aceptan así lo justifiques”.
Relató que todo el tiempo los funcionarios repitieron que el ajuste tiene que hacerse para que a la gente le alcance el ingreso mínimo, que fue incrementado de 30 a 1.800 bolívares, para comprar los productos. “La justificación que dan es que con el aumento del salario la gente va a tener mayor poder adquisitivo y que de esa manera nosotros vamos a poder subir la producción”, dijo.
Desde que la asamblea nacional constituyente aprobó la Ley de precios acordados en noviembre de 2017, empresarios han advertido que es inviable fijar precios debido a que los costos de producción aumentan con frecuencia por la hiperinflación. El gobierno en las reuniones no prometió una revisión de manera constante sino periódica, dijo la fuente. “No dicen cuándo nos volveremos a ver. Solo que nos van a llamar”.